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martes, 20 de julio de 2010

Les dejo este articulo con el objeto de que reflexiones sobre su contenido



La obsesión por el método

Autor: DUBERNEY GALVIS CARDONA
Creada: julio 18 de 2010
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No es un secreto que tras la confusión ante decisiones políticas que se toman en el país, basadas en mejoras cosmetológicas que turnan los estilos para gobernar; se esconde una obsesión constructivista por el método, impulsada en las instituciones y centros educativos.

En las páginas de la historia del sistema educativo colombiano se ha discutido acerca de las consecuencias que traen consigo las teorías inclinadas por anteponer la metodología a los contenidos, basta seleccionar tres ejemplos: acerca del rol del maestro, pasar de la vocación tradicional de transmitir conocimiento a la de guía; acerca del proceso para aprender, priorizar el ritmo de construcción propio e individual del alumno antes que el aprendizaje por escalafones y colectivo, siendo la evaluación afín; en cuanto a la esencia de educar, permutar educación para el desarrollo productivo y cultural, por la de los valores, en donde el carácter del sujeto se presupone determina el del objeto.

Pero la tarea por dilucidar el enfoque peyorativo que se quiere dar al concepto de tradicional -cuna del estudio científico- relacionándolo con lo vetusto, mecánico o lineal; se torna natural, pues en dichos temas se esconde una especie de tratado que niega la acumulación del conocimiento apegado a la ciencia, se omite por ejemplo, que un músico podrá variar las formas para obtener nuevas melodías, pero su éxito dependerá en buena parte de la capacidad que este haya tenido para retener lo enseñado sobre el uso y funciones de las notas musicales, no al revés.
Nótese para la terna empleada al inicio: el docente, en su profesión, antes que cualquier otra cosa ejerce la labor de transmitir, y basado en los contenidos determina, guía y mide los alcances del método, ahora, es factible y válido que el educando traiga saberes previos, pero estos, sean fruto de la investigación o de la ocurrencia; no se sobreponen a los del maestro, entre otras cosas porque el docente está en el deber de permanecer actualizado en la aplicación de lo que enseña, por eso el proceso de enseñanza-aprendizaje no se da entre pares, sino entre una persona que imparte y otra que recibe, dónde el cómo es un medio de gran importancia que contribuye a la eficacia.

Respecto al tema del desarrollo individual: los procesos para educar tienen su génesis en propender por acabar la ausencia y desigualdad de conocimientos en los individuos y las sociedades, de hecho para nivelarlos en determinadas escalas del saber la educación se agrupa por periodos y disciplinas, estableciendo los contenidos comunes que corresponden a cada rama de la ciencia, sino se hace así, y se permite lo que propone el constructivismo, que cada individuo edifique de acuerdo a su ritmo, habría una contradicción para evaluar el grado de lo aprendido y, de seguir tal juicio, sería un adefesio medir los progresos de cada persona con una prueba colectiva, luego; la obsesión por el método no sólo deja sin resolver la contrariedad, sino que opta por desdibujar la esencia verídica de la evaluación, abordándola en términos cualitativos y no cuantitativos, producto de ello terminan por prevalecer los resultados de las actitudes y los valores sobre el de los promedios universales que son los que determinan si el estudiante es o no capaz de desarrollar las operaciones básicas de matemáticas o si identifica o no las partes de la célula…

En cuanto a la educación con énfasis en valores; es allí donde emerge la tendencia que, compulsiva por lo metódico niega la objetividad del carácter científico en los avances educativos, atiza la creencia de que el sujeto o sus circunstancias modifican el objeto; no obstante, puede alguien imaginarse por ejemplo, que la atracción gravitacional entre los objetos variara porque Newton fuera o no amable, que la tierra cambiara de lugar conforme Copérnico procediera frente a la religión o que el reparto y uso de las tierras serán más productivos porque al frente hay alguien más carismático. Ideas semejantes son leña para hogueras populistas que afirman que ul país no cambia porque no lo gobierna alguien que le imprima más valores a la educación, condición necesaria por supuesto, pero no suficiente.
Pero ante el velo nupcial es fácil percibir el pacto filial. Así campean con amparo, en escuelas y colegios, las consecuencias derivadas de la obsesión constructivista por el método, palpables en el desenvolvimiento de la generación hija de la promoción automática en el proceso académico de las universidades o la de la flexibilización curricular en las tareas profesionales, una y otra, familiares reciprocas del Ministerio de Educación Nacional, MEN, parejas de distintas edades pero para el mismo baile, el de la globalización neoliberal; por lo tanto, mientras en el país las mayorías no se deslinden de la creencia de que que los problemas que agobian a la nación son de formas o estilos, continuará habiendo un sistema educativo cada vez más parecido al productivo, ¡atrasado!.

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