LA CRISIS DEL CRISTIANISMO EN UN MUNDO GLOBALIZADO Y EN UNA
IGLESIA FRACTURADA
Teniendo
como base la teología del pueblo, también llamada teología de la cultura, sus implicaciones para la reforma de la
Iglesia y su posición ante la tendencia dominante de la globalización en
occidente. El Papa Francisco promueve desde su pontificado con mucha
fuerza y determinación la reflexión profunda sobre la nueva visión e interpretación
teológica, social y cultural de: pueblo, hermenéutica popular, movimientos sociales y cultura del encuentro.
La Iglesia Católica Cristiana necesita
adaptarse a los cambios sociales, culturales e ideológicos de una cultura
universal con matices de globalización, imperante en el siglo XXI, por lo que debe repensar su
forma de llevar el mensaje espiritual centrado en la vida en Cristo e insertarse en la cultura
de los diferentes países permeados por la globalización pero con características
muy particulares unos con más y otros con menos problemas sociales y culturales.
Ahora bién, en el contexto Latinoamericano es fundamental revisar y actualizar las nociones de cultura,
evangelización y pueblo ya que dentro de lo que Tello denomina Cultura Eclesial;
con el futuro por delante no nos animamos
a pensar y a reflexionar sobre la dinámica
compleja en la que se mueven los grupos
humanos.
En éste contexto de ideas, es fundamental
que la Iglesia Católica se fusione con la cultura de los pueblos fundamentalmente los
pobres, ansiosos de liberación, a través
de mensajes cada vez más claros y contextualizados. La reflexión sobre el entendimiento desde una visión hermenéutica de lo que significa su realidad y los nuevos
retos que la sociedad actual plantea, permiten construir una visión teológica moral y liberadora que permita responder a la necesidad de la recuperación de su dirección
como guia espiritual y social.
Francisco propone una hermenéutica de la
cultura, centrada en la praxis de Jesús y restitución esencial del estilo
de vida del cristianismo desde sus
orígenes basada en laa reflexión profunda del mensaje de los evangelios y la vida fraterna desechando mensajes anacrónicos y descontextualizados.
La Cultura eclesial, carente de una proclamación liberadora del ser humano, requiere
ser revisada con miras a responder a las necesidades planteadas en el siglo XXI
. Esto se logra reflexionando sobre los sistemas globales y la actitud de la
iglesia, donde las diferentes formas de
esclavitud se encuentran presentes generando desasosiego y desesperanza,
profundizando la exclusión y el desapego a la fe. Se necesita desarrollo y
bienestar integral del ser humano hacia
el camino de su suprema felicidad sobre
bases sólidas y humanitarias con valores religiosos, morales, éticos que promuevan
una nueva soociedad más humana, justa y
trascendental.
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