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viernes, 19 de octubre de 2018


LA FE

Tengan fe en Dios. Pues les aseguro que si alguien le dice a este cerro: ¡Quítate de ahí y arrójate al mar, y no lo hace con dudas, sino creyendo que ha de suceder lo que dice, entonces sucederá. Por eso les digo que todo lo que ustedes pidan en oración, crean que ya lo han conseguido y lo recibirán”… Marcos 11, 22-23

       Son impresionantes las veces que se escribe la palabra fe en las sagradas escrituras, es como si Dios dejara más que implícito que es una actitud fundamental de todo ser humano para estar en sintonía con su amor y su misericordia. Cuando se lee la biblia y se pide la unción del Espíritu Santo se abre el entendimiento de cuantas cosas maravillosas Dios tiene reservadas para  todos los que creemos en él con convicción; plenamente… como suelo decir, no ciegamente, más bien plenamente.   Tener fe es tener la plena seguridad de recibir lo que se espera: es estar convencidos de la realidad de cosas que no vemos”.  Hebreos 11, 1
     Abraham, Moisés, Job, Habacuc, Pablo, fueron personas santas probadas en la fe  de  muchas maneras, más  dejaron claro que su vida estaba y está anclada al amor, la confianza y la misericordia de Dios Todopoderoso. ¡Que grato es para el Rey de Reyes que sus hijos confíen en él! , aún en las cortes angélicas, Miguel durante la rebelión de los Ángeles dejó clara su fe cuando en medio de grandes dudas  y conflictos angélicos dijo en voz clara y potente -¿quién es cómo Dios?; cuando Luzbel retaba la omnipotencia y el  poder de Dios en el cielo, que grata fue ésta actitud de plena confianza de un Ángel que aun no teniendo tanta jerarquía en ese momento se engrandeció ante los ojos de Dios con un acto de fe definitivo, claro,  innegable.
      Ahora bien hermanos, la vida está cargada de pruebas, todos los seres humanos somos y seremos probados en nuestra fe, todos tendremos momentos difíciles en los que miraremos al cielo con desesperación buscando que la carga que estamos llevando en ese momento se alivie o se elimine. Más yo te digo, que no tengas miedo cuando esos momentos lleguen, aférrate a Dios, confía en él, ten fe y piensa que no importa que tan mal se vean las cosas, el Señor está contigo y te librará de todo mal a ti y a los tuyos si te mantienes firme, crees en su palabra, en su fidelidad, en sus promesas… en su gran amor. Igualmente te digo, que no esperes que los momentos difíciles lleguen a tu vida para mirar al cielo y buscar la presencia de Dios, vivir en él  requiere de constancia, esto es, que en los momentos de tranquilidad y felicidad que seguro vas a tener en  la vida, también lo alabes y bendigas su santo nombre. 
     Para lograr éste equilibrio espiritual, es necesario mantenerse en oración, es increíble lo que la oración hace en el alma de un ser humano, poco a poco  sin darse cuenta va sufriendo una metamorfosis y al pasar el tiempo mira atrás y dice - ¡Dios mío, cuanto he cambiado!, ¡Dios mío, cuanto me has cambiado!, lo que antes era ya no  soy, las cosas que antes me gustaban ahora las aborrezco, mis intereses y necesidades ya no son las mismos, que paz, cuanto amor, que hermoso es llevarte en mi corazón …Señor en ti confío.

Es cuando el ser humano puede decir: ¡la crisálida ya se ha convertido en mariposa!!!


Luz Manzano Kienzler
Noviembre, del 2018

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