Los fundamentos teológicos de la Iglesia Católica
en el siglo XXI están dirigidos a
fortalecer la fusión con las masas
sociales, en éste sentido surge la Teología del Pueblo propuesta por Gera y Tello (1969), como una rama de la
Teología Latinoamericana con una esencia liberadora e inclusiva. Concebida en
el seno de la Comisión Episcopal Pastoral desde
Argentina y en el marco de las reflexiones emanadas en el Concilio
Vaticano II, destaca el papel de la
Iglesia Católica fundamentalmente la de América Latina como institución que
trasciende los aspectos espirituales, para obtener protagonismo en aspectos
sociales y políticos con mensajes de esperanza que lleguen a los más
necesitados y con exhortación a los líderes políticos y sociales a trabajar por
el desarrollo de una sociedad más justa, más unificada y más humana teniendo
como centro las enseñanzas de Jesús y sus obras de misericordia.
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