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sábado, 14 de agosto de 2010


Hola gente!!!! les presento un artículo de Miguel Martinez para la reflexión como siempre



¿Una mentalidad, bastante difundida en las sociedades superficiales, que cree que “cualquier individuo es capaz de hacer cualquier cosa”?

Dicha mentalidad es hoy día alimentada por ciertas tendencias sociopolíticas que instan indiscriminadamente a “todo individuo y a la gente en general” hacia una ciega e inconsulta “participación” e, incluso, a un protagonismo”, en cualquier área de la vida publica o profesional; como si cualquiera pudiera realizar una operación de corazón abierto, después de un breve cursillo de entrenamiento, o pudiera ser embajador eficiente de su país con sólo llevar en su bolsillo las notas de un taller de dos días sobre la geopolítica internacional. Este “superficialismo” generalizado en muchos de nuestros países, explica su status tercermundistas, y solo es fruto de esa proverbial máxima. “la ignorancia es atrevida”; y lo es porque se enorgullece con sólo conocer una gota de ese ilimitado océano que ignora. Toda persona que haya logrado una autentica competencia en una determinada área del saber, sabe cuanto le ha costado llegar hasta allí y cuán largo es el camino que todavía le falta por recorrer

Una cosa es el estimulo pedagógico adecuado dado a una persona para elevar su autoestima, su autoconfianza, su emancipación como ser humano, y, en fin, su autodesarrollo, con un conocimiento más profundo de si mismo, y otra muy distinta, engañarle con ideas insostenibles sobre sus verdaderas capacidades, dotes y vocación, que solo lo llevaran a un autoengaño y a una grave frustración

Por todo esto, no podemos quedar menos que estupefactos ante aquel personero en altos puestos gubernamentales que proclamaba que “en este ministerio hemos llegado, por fin, a eliminar la meritocracia”. Si pensamos que los meritos, logrados con el trabajo tesonero de muchos años de experiencia, de esfuerzo tenaz, de sudor (del cuerpo y del espíritu), y del estudio y la investigación académica, pueden ser remplazadas con cualquier tipo de mediocridades, nunca (y menos ahora en un mundo altamente competitivo) podremos salir de las penurias de todo tipo que caracterizan el tercermundismo. Esa “eliminación de la meritocracia”, que, a su vez, implicaría, como inútiles, las escuelas, las universidades y los institutos de investigación, sólo puede hacer pensar que, en estos casos, será sustituida por la “burrocracia” (así con dos r), o, peor todavía, que nos hemos resignado a caminar en la cola del burro.


Autor: Dr. Miguel Martínez Miguelez Texto: Evaluación cualitativa de Programas
Año: 2009 Editorial Trillas.

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